domingo, 15 de mayo de 2011


Puedo ponerme cursi y decir que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños, puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemiga, tu todo, tu esclava, tu fiebre, tu dueña. Y si quieres también, puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu dios, tu asesina… O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea. Puedo ponerme humilde y decir que no soy la mejor, que me falta valor para atarte a mi cama, puedo ponerme digno y decir “toma mi dirección cuando te hartes de amores baratos de un rato… me llamas”. Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red, tu adiós y tu “ven”, tu manta y tu frio, tu resaca, tu lunes, tu hastio… puedo ser tu abogado y tu juez, tu miedo y tu fe, tu noche y tu dia, tu rencor, tu porque, tu agonía.

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